Nuestro nuevo reto está siendo la nueva
escolarización a P3. Aunque no sea obligatoria, entendemos que es necesaria y
un beneficio para cualquier niño.
Las personas ciegas leen braille, las
personas mudas con lengua de signos, y los niños con autismo son aprendices
visuales. La mayoría necesita de imágenes para hacer más entendible una materia,
para estructurar su día a día. No tiene sentido del tiempo, por ello hay que
enseñarles y tienen que aprenderlo.
Existen colegios de educación especial, donde
se pueden encontrar muchísima diversidad: niños con síndrome de Down, parálisis
cerebrales, ciegos, sordos y también con autismo. Esto es una opción muy válida para algunas
familias, pero Hugo y yo opinamos (después de estar por fin, muy bien
asesorados) que siempre habrá tiempo de llevarlos allí. Ahora es nuestra última
opción.
Nuestro ideal, y por ello estamos luchando,
es por una escolarización ordinaria adaptada (con USEE, para niños con
necesidades especiales).
Lo cierto, es que hace tiempo parecía
impensable que los niños con TEA pudieran aprender y funcionar de forma
adaptativa en contextos de inclusión educativa. La escasa formación para poder
abordar las características de este alumnado, implicaba un reto insalvable,
hacia la inclusión.
Y aunque los profesionales de la psicología y
la educación son un pilar básico para la integración e inclusión, de niños con TEA
en la escuela ordinaria, hoy en día siguen siendo una problemática de una
triste actualidad y aunque se promueva la educación inclusiva, no es tan
cierto.
Con
el dolor de por sí que conlleva este diagnostico, y que a diario intentamos no
trasmitir a nuestro hijo, nos topamos con una cruel realidad. En periodo de
puertas abiertas, estoy viviendo situaciones bochornosas y con excusas muy diversas,
desde el momento en que he comunico el diagnostico de Héctor: la habitual
sugerencia (con mucha educación, eso sí) que busquemos otra escuela, debido a la
carencia de medios humanos y materiales (aun promoviendo en sus páginas webs la
presencia de unidades para necesidad especiales).
Una
vez más el núcleo familiar se siento solo. EL CDIAP, el EAP, te sugieren dicha
inclusión, pero somos los padres los que “picamos” a las puertas de esos
colegios.
Por
lo que me puse en contacto con la asociación Aprenem y nuevamente, me ofreció una
relación de centros que si tienen esa
unidad de USEE (algunas mas recomendadas que otras, y entre ellos colegios
públicos, concertados y privados.
En
estos momentos estamos inmersos en este arduo camino, pero sé que conseguiremos
el dictamen más acertado y necesario, para poder hacer la preinscripción de
Héctor este próximo marzo.